martes, 18 de septiembre de 2018

EL REMIENDO

Hay una conocida frase de Arturo Jauretche que dice ‘’o es pa todos la cobija o es pa todos el invierno’’. En el sistema en el cual estamos arrojados e inmersos, el invierno es para los nadies. Es un invierno infinito. El frío y las nubes nunca se disipan en los barrios de los nadies. ¿Por qué siempre tienen que sufrir los mismos? ¿Por qué siempre en los bordes está el sufrimiento y la falta de ..? Cuando uno camina las calles de tierra de los bordes (hasta el asfalto les ha sido negado) , intenta entender el por qué de tanta miseria. ¿De dónde viene? ¿Por qué algunos tienen tanto y otros tan poco? Hay una característica que se repite en todos los lugares que la sociedad ha marginado y es la fuerte presencia del culto religioso. No la secularización de la fé , sino más bien la fé como instinto vital, como voluntad de poder. La fé materializada en la esperanza de una vida mejor que el mundo material les ha negado. La fé en esos lugares se traspasa de generación en generación, y aquí es donde radica el poder de la religión sobre los hombres. En la creencia y la convicción de la existencia de un padre generoso que pondrá equilibrio al final del camino. Obviamente , la estructura secular de la religión está presente. Estampitas, cruces, rosarios y edificios que funcionan como iglesias son imágenes recurrentes que se pueden observar en esos asentamientos, pero ahí no está el poder. Cuando se pelea contra la religión, se pelea también contra los nadies, porque los nadies y la religión son un todo que no se puede desunir. La religión funciona como un remiendo en esa cobija corta de la que hablaba Jauretche. Es el pedazo de manta que protege del invierno infinito.

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