miércoles, 5 de abril de 2017

FILOSOFIA

¿El mundo es por el solo hecho de existir o hay algo que hace que sea? ¿Hay algo que le da sentido a todo lo que contemplamos y conocemos mediante nuestros sentidos, que ordena todas las cosas que existen? ¿Por qué las cosas son como son? ¿Por qué decimos que las cosas son? ¿Hay ser en todo lo que conocemos? ¿El ser está presente en todo? ¿El ser es trascendente o es producto del intelecto del ser humano? ¿Hay una multiplicidad de sentidos introducidos por el ser humano? En este trabajo se intentará dar una visión sobre las preguntas anteriormente formuladas. Repuestas no hay, dado que a mi entender, son cuestiones existenciales por las cuales el ser humano se ha preguntado, se pregunta y se seguirá preguntando, pero es válido hacer el ejercicio de por lo menos pensar en la cuestión del ser como fundamento de todo. Si bien en el mundo en el que vivimos hay incontables diferencias, estamos de acuerdo en que , a pesar de las diferencias, todo tiene algo en común. Todo es. Las cosas son. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Hay algo único, compartido, que hace que todo sea? El filósofo presocrático Parménides, en su Poema de la naturaleza nos da una respuesta: ‘’Lo que es, y no es posible que no sea’’. Es una de las vías para pensar y conocer el ser ya que para Parménides, pensar y ser es lo mismo. Dice a propósito de esto: ‘’Pues lo mismo hay para pensar y para ser’’. Para pensar algo, hay que ser, y lo que pensamos, tiene que ser . Al mismo tiempo, dice que otra vía es la de ‘’ lo que no es, y es preciso que no sea’’. De este sendero nada se puede aprender porque no se puede conocer ni comprender lo que no es. ¿Lo que no es es la nada? Con respecto a esto, Parménides dice : ‘’ Es necesario decir y pensar esto: que lo que es, es. Pues hay ser, pero nada no la hay’’. No deja lugar a dudas. La nada no existe, ya que solo hay ser. Si pensamos en la nada, pasa a ser algo. Ahora bien ¿Qué es el ser? Parménides no da una definición del ser, pero da sus características que denomina ‘’ señales’’. Para el filósofo, el ser es ingénito e imperecedero, entero, homogéneo, imperturbable. No es divisible, es continuo, no tiene principio ni fin, es inmóvil y yace por si mismo. No tiene origen ni final, ya que eso implicaría preguntarnos ¿Qué había antes y qué habrá después? La nada, y para Parménides ‘’ nada no la hay’’. ‘’ Todo está lleno de ser’’, por ende, todo lo que conocemos del mundo es. Lo podemos identificar, y lo podemos pensar. Lo que se puede criticar del razonamiento de Parménides sobre el ser es que lo lleva a un nivel de abstracción extremo, a tal punto de utilizar cuestiones propias del mito para explicar cómo llegar a conocer todo lo que ES. En efecto, Parménides sostiene que todo está lleno de SER, pero que no podemos identificar eso que hace que las cosas sean porque percibimos a través de los sentidos, y estos nos engañan. El mundo que percibimos es cambiante y dinámico, por eso hay que abstraerse de esta cuestión sensorial , y buscar al ser por fuera de la realidad que percibimos. La representación del viaje que nos da Parménides en el fragmento 1 del Poema es la manera de explicarnos que solo conoceremos la vía verdadera del pensamiento a través de la razón. Al ser hay que pensarlo por fuera de lo sensorial, por ende, por fuera del mundo percibido. Otra cuestión fundamental es la nada. Como dijimos anteriormente, Parménides niega a la nada porque ‘’todo está lleno de ser’’, sin embargo, nombra a la nada, por ende la identifica. Entonces si la identifica, la nada se puede pensar, ya que en el mismo poema, Parménides dice que para pensar algo, esto tiene que ser. ¿La nada es o no es? Para Parménides, no es. Pero podemos identificarla, pensarla y darle entidad, por lo tanto la nada es. En su texto SOBRE VERDAD Y MENTIRA EN SENTIDO EXTRAMORAL, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche formula una crítica radical al tratamiento que hace la filosofía occidental sobre la cuestión de utilizar el intelecto como único camino para llegar a lo verdadero, a las cuestiones fundamentales. Para Nietzsche, el hombre es un animal inteligente poseedor de un intelecto de naturaleza creativa que siente un impulso a conocer la verdad de las cosas, pero que es este mismo intelecto creativo quien establece ‘’verdades’’. Dice: ‘’… para ese intelecto no hay ninguna misión ulterior que conduzca más allá de la vida humana’’. Ésta frase marca el pensamiento de Nietzsche sobre la cuestión del ser. Para el alemán, no hay un fin último, no hay un conocimiento verdadero, metafísico, sino que este es un producto del intelecto humano. Éste, dice Nietzsche, como medio de conservación del individuo, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo, puesto que este es el medio merced al cual sobreviven los individuos débiles y poco robustos, y en el fingir) , el hombre se encuentra profundamente sumergido en ilusiones y ensueños pero que es inconcebible el hecho de que haya podido surgir entre los hombres una inclinación sincera y pura hacia la verdad. Cabe hacerse la pregunta ¿Por qué el hombre buscar conocer la verdad de las cosas? El hombre, según Nietzsche, utiliza el intelecto la mayor parte del tiempo para fingir, pero también desea existir en sociedad, precisa de un tratado de paz. Este tratado de paz conlleva el primer paso para esa búsqueda de la verdad. ¿Por qué? Porque en ese mismo momento se fija lo que ha de ser verdad, se ha inventado una designación de las cosas uniformemente válida y obligatoria proporcionada por el lenguaje, por lo tanto, podemos decir que a partir del lenguaje podemos empezar a hablar de una verdad, como también de una mentira. El hombre mentiroso es que utiliza aquellas designaciones válidas, las palabras, para hacer parecer lo irreal como real. Si ocasiona algún daño la sociedad lo expulsará de su seno. Ahora bien ¿El hombre busca realmente la verdad? Nietzsche responde esta pregunta de la siguiente manera: ‘’El hombre nada más desea la verdad en un sentido análogamente limitado. Ansía las consecuencias agradables de la verdad, aquellas que mantienen la vida. Es indiferente al conocimiento puro y sin consecuencias e incluso hostil frente a las verdades susceptibles de efectos perjudiciales o destructivos’’. Esto es muy interesante, ya que podemos interpretar que el hombre no tiene un deseo verdadero de buscar y conocer la verdad, sino que busca una verdad , aquella que no le genere angustia, rechazo, tristeza, etc. La nada después de la muerte, por ejemplo, sería una verdad incómoda de aceptar, por ende, tratamos de que haya otra verdad agradable. En ese caso ya estamos hablando de una construcción e introducción de esa otra verdad, producto del intelecto humano. ¿El hombre como animal creador puede llegar a conocer la verdad de las cosas? No, porque Nietzsche sostiene que tal verdad de las cosas no existe, sino que es el hombre quien crea verdades allí donde no las hay. Y con esto volvemos a lo dicho anteriormente. No hay una verdad única, esencial de las cosas que sea accesible al intelecto humano, sino que hay múltiples verdades que son introducidas por éste. El hombre crea verdades a partir del lenguaje. Este es utilizado para la creación de conceptos que proporcionan una estructura, un esquema del mundo en tanto cosa humanizada. Los conceptos tiene la función de designar innumerables experiencias más o menos parecidas, individuales Y cambiantes bajo una abstracción universal, que mediante el OLVIDO, adquiere el status de VERDAD. El hombre es quien introduce conceptos, y a su vez quien olvida que es el creador de los conceptos, y en ese olvido, cree estar en posesión de una verdad. El mundo es un lugar dinámico y de constante cambio, por lo tanto, estos conceptos sirven para estabilizar todo eso que nos rodea. El hombre es un animal, sin dudas poseedor de un intelecto muy superior al de los otros animales, lo que le ha permitido estar encima de los demás en cuanto a inteligencia. Tanto el lenguaje, como los postulados mencionados en este texto, son creaciones de este intelecto superior. Así como el hombre cree estar capacitado para conocer la verdad de las cosas , la esencia verdadera de todo lo que existe, el ser. Sin embargo, el ser en tanto abstracción, es un concepto creado por el hombre, al igual que la nada, y aquí es donde está lo fundamental: Si la nada no es ¿Por qué tiene una denominación lingüística? Porque existe un concepto de ella ¿Quién creó el concepto de la nada? El hombre, por ende, podríamos pensar que el ser de las cosas, también es una creación del hombre.

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