sábado, 14 de octubre de 2017

EL MAL DE DIOS

José Luis caminaba por su Río Cuarto natal. Era una noche nublada, gris, húmeda, lloviznosa. Caminaba sin rumbo. Al menos 2 veces por semana, salía a caminar sin rumbo, dejando que sus piernas blancas y flacas lo guiaran hacia donde quisieran, como si fueran un ente separado de su cuerpo, vivo y pensante. Hacía mucho tiempo que estaba enojado con Dios. Ese ser supremo, creador de todo lo que existe. El único Dios al que las religiones llaman de diferentes maneras, pero que es Uno. Su esposa María falleció de un cáncer fulminante 3 meses atrás. Sufrió mucho, demasiado ¿Por qué? Esa pregunta se le presentaba constantemente en su cabeza ¿Por qué tanta maldad para con una persona? ¿De dónde viene la maldad? ¿La maldad es producto del hombre o de Dios? Encendió un cigarrillo. Hacía poco que fumaba cigarrillos armados por él mismo. El proceso de armado le fascinaba mucho más que fumar, aunque también ya le estaba gustando el sabor del tabaco. Seguía caminando. Empezaba a refrescar, pero él no prestaba atención al clima. ¿Una falla del cuerpo es maldad? No. Al fin y al cabo, las cosas mecánicas fallan ¿Por qué no va a fallar el cuerpo? El mal es otra cosa. No. Cosa no es, porque si fuera cosa tendría materialidad. El mal en sí mismo no es una cosa, en todo caso el ser humano lo materializa a través de distintas acciones, aunque esas acciones se hagan en nombre del bien. Las mayores atrocidades que ha perpetrado la humanidad contra su propia especie se hicieron en nombre del bien. Nadie invocó al mal, nadie se auto - proclamó '' un hijo de puta maligno''. Distinto sería el asunto si esos hombres sabían que estaban haciendo el mal pero insinuaban hacer al bien, aun haciendo el mal. Si admitimos esta situación, podemos decir que para que haya mal tiene que haber racionalidad. Para Sócrates, el ser humano hace mal por ignorante. José Luís lo pensó por un rato largo y llegó a una conclusión: ''Te admiro Sócrates, pero no puedo aceptar esa idea''. El mal es parte de nuestra naturaleza humana. Si, porque exige usar la razón para llevarlo a cabo. Esta idea deja afuera la maldad en los animales, por ende, el mal no es parte de la naturaleza total, sino humana. Por consiguiente, Dios hizo a los seres humanos buenos, pero también malos. El mal es parte inherente de la humanidad debido a su racionalidad, y como el Ser humano es el único animal que piensa, es el único animal capaz de concebir el mal. A medida que caminaba por las calles desiertas de la ciudad, José Luis cada vez se convencía de esta teoría transformándola en un silogismo lógico: El ser humano es racional El mal exige racionalidad El ser humano es malo. Ahora bien, lo que José Luis pensaba en su caminata nocturna era lo siguiente: ¿El Ser humano fue concebido con el mal o este es solo una creación nuestra? Si el mal fuera una creación humana, esa misma humanidad creadora del mal debería poder anularlo en sí mismo, ya que si ve es capaz de crear algo, también se puede destruir. No, José Luis iba hacia otra idea. En sus recuerdos del pasado, cuando apenas era un niño y un adolescente con acné, siempre se hacía presente su formación cristiana. Alumno durante toda su vida de un colegio católico, creía firmemente en Dios. No renegaba de esto, pero ya maduro y con el recorrido de la vida encima, cuestionaba a ese Dios de su formación. ‘’Dios no es bueno’’ Estaba lejos de su casa porque sus piernas lo llevaban por lugares que no imaginaba. Se encontraba cerca de una zona peligrosa, por lo tanto, volvió sobre sus pasos y dobló por una calle. Empezaba a caminar hacia su hogar cuando volvió a decir para sí: ‘’Dios no es bueno’’ ¡Realmente era así? Recordó sus lecturas del Génesis de la Biblia: ‘’ Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza’’ Claro como el agua. Dios es el Ser supremo, creador de todo lo que existe. Dios es racional, porque utilizó su razón suprema para concebir al Ser humano. Si este Ser humano creado por Dios, fue creado a su imagen y semejanza, dotado de razón, el mal también fue creado por Dios. Por ende, Dios también es malo, y realiza acciones tendientes a la maldad. Cuando José Luis estaba cerca de su hogar, ya cansado, transpirado y con el hambre apoderándose de él, lloró. Lloró demasiado. Recordó a su esposa, todos los momentos vividos, todas las noches en vela tratando de calmar su dolor, ese último ‘’ te amo’’ de su compañera, con un ínfimo hilo de voz que salía de su garganta. Antes de abrir la puerta, José Luis miró al cielo y pregunto: ‘’Por qué?’’ Y en ese momento, tuvo una revelación divina. Una voz poderosa, grave, omnipresente y omnipotente le habló y le dijo: ‘’Porque yo no soy inocente. Yo también soy un hijo de puta’’.

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