sábado, 19 de marzo de 2022

LA NOCHE ES DE LOS GRILLOS

 No sé de dónde viene la animadversión hacia la música de los grillos. Por suerte, por azar o incluso por voluntad de los grillos, en mi casa hay muchos y están distribuidos tanto en el interior como en el exterior, y cantan. Cantan mucho.

  Por alguna razón desconocida, el canto del grillo provoca impaciencia, estrés y enojo, al punto tal de buscar con cierto descontrol la ubicación precisa del grillo, fuente sonora de malestar, para matarlo y así, silenciarlo.

 Silencio que se manifiesta durante las horas de luz. Paradójicamente, los grillos relacionan, en contraste con el ser humano, la luz con el silencio. Nosotros, como seres humanos, relacionamos al silencio con la oscuridad de la noche.

  Quizás por eso, me atrevo a decir, que se busca silenciar a ese pobre insecto musical.

  Existe un choque natural, un choque de ánimas entre la noche silenciosa humana y la musical de los grillos.

  En esta lucha, el ser humano, con su tamaño, su potencia física y su desarrollada racionalidad, sigue siendo derrotado por el pequeño insecto infravalorado que, a pesar de su no-razón-desarrollada, utiliza sus recursos para seguir musicalizando las noches silenciosas. 

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