La cotidianeidad se puede hacer literatura. Intento hacerlo. No prometo buen resultado.
miércoles, 8 de agosto de 2018
ZAPATILLAS
La mañana es fría. El sol asoma pero todavía no calienta como lo hará al mediodía. El termómetro marca 6º golpea sobre todo en las manos. Los pasos se suceden en la tierra, ensuciando las zapatillas, o mejor dicho, llenándolas de historias, de vivencias y de miradas. A la izquierda hay una casa que la sociedad ha encasillado como ‘’rancho’’. Los ranchos tienen techo de chapa, están sucios, con patios descuidados, cosas acumuladas tiradas por todo el lugar. Hay un dato , por eso la visita.
Sin prejuicios, sin miedos, entendiendo al barrio como ese sitio al cual apenas dejaron ser, porque allí se asientan los nadies. Ese rancho es la casa que se pudo construir, ni más ni menos.
Suenan los golpes de las manos como un timbre natural, ya que timbre eléctrico no hay. La puerta del hogar (basta de decirle rancho) está abierta. Solo se interpone una cortina entre el afuera y el adentro. Asoman unas zapatillas debajo de las cortinas. Hay alguien ahí pero no sale. Nadie se asoma.
Las zapatillas desaparecen, por lo que la persona que las tenía puestas ya no está detrás de la cortina que oficia de puerta. No sale al llamado del sonido del golpe de manos, y es entendible. A esa persona nunca la visitan, solo la excluyen hasta dejarla en situación de no querer recibir visitas. Desconfía. Prefiere volver a su lugar de pertenencia, que es su hogar , su lugar seguro. Si, también hay seguridad en los marginados. La marcha de los pies continúa por la calle Biassi, en el sur de la ciudad. La tierra sigue pegándose en las zapatillas, en la ropa, en el pelo …
Las casas, mal llamadas ranchos, se suceden en el paisaje como los pasos en la calle. En algunos hay caballos, en otro hay motos destartaladas pero que llevan y traen al trabajo y solo eso importa.
La recorrida se termina. El viento frío no, y solo queda pensar en como se deslizaba por esa cortina de esa casa en la calle Biassi. Que habrá llevado a esas zapatillas a no correr la cortina, qué habrá vivido en su trayecto de vida, y que le toca vivir. Ojalá haya tenido con qué calentarse. Hasta en eso les han fallado.
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