martes, 23 de marzo de 2021

ENTES

El mate empieza a correr y la espalda no da tregua en el dolor. Otro día está comenzando. 
 Otro día en el cual soy un engranaje en una maquinaria que me trasciende, me invade y me transforma como toda trascendencia.
  Miro por la ventana. No llueve. 
  El perro que acompaña mis días espía por el vidrio y siento el amor en su mirada. Las personas pasan ante mis ojos mientras el agua caliente corre por mi garganta y pienso que todos y todas somos piezas de esa maquinaria infernal que nos transforma en entes de rendimiento, actuando como cosas vacías, casi autómatas, salpicados con destellos de distracciones que asociamos a la felicidad. 
 Todo está pensado para ser entes reemplazables en casos de no rendir lo que la máquina pretende que rindamos.  
 Somos intercambiables y, sobre todo, invisibles. Y la máquina lo sabe. Nuestro rol se ha transformado en sustancia. 
 El imperativo categórico ha dejado de ser moral y abstracto para dar paso al imperativo de la praxis, una praxis mundana, aburrida, basada en la productividad.
  Poco a poco nos vacían de contenido, de preguntas, de asombro y de imaginación, pero, sobre todo, nos convierten en entes sin compromiso con las cuestiones que son hacen humanos. 
  El único compromiso que conocemos es el económico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario