La cotidianeidad se puede hacer literatura. Intento hacerlo. No prometo buen resultado.
martes, 1 de octubre de 2019
LA MIRADA DE DIOS
El pobre también tiene derecho al cielo …
En este mundo donde prima la lógica del mercado , del dinero y del capitalismo salvaje y feroz, los nadies que se caen ni siquiera parecen tener el derecho de ir a ese mundo trascendente de la vida eterna.
En la vorágine de lo cotidiano, cuando se habla de religión , suele decirse que la Iglesia es rica y no hace nada por los pobres, que está repleta de oro, que no reparte la riqueza, y demás; es cierto, y si se tiene la suerte de conocer el viejo continente, mas precisamente El Vaticano, verá que todo lo que se dice es cierto.
Ahora bien, siempre se apunta para donde hay asfalto y necesidades básicas cubiertas. Así como los nadies son invisibilizados, el trabajo barrial de la iglesia también lo es.
En esos barrios donde faltan la comida, el trabajo digno y ese dinero que mueve al mundo, sobran Fé y esperanza en una vida mejor. Mucho tiene que ver el trabajo de las iglesias barriales, que representan la materialización de la fé de los excluidos, representan la contención que el mundo secular no les da, representan los sueños y las esperanzas de que Dios va a interceder para ellos, aunque sea una vez.
La Iglesia del barrio es como tenerlo a Dios deambulando por las esquinas y los recovecos espiando dentro de las casas, viendo al hombre alistando el carro, a los caballos preparados para otro día de carga, a los niños correteando por la tierra con forma de calles, a las gallinas, a los perros y gatos, a los abuelos y abuelas mirando la novela …
Es el repelente ante tanto mundo cruel.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario