lunes, 2 de enero de 2017

DESTALENTO

Siempre quise pintar. Desde pequeño sentí una fascinación con la pintura que tiene orígenes desconocidos. Quizás sea una reminiscencia que trajo mi alma desde el mundo de las ideas, suponiendo que Platón estaba en lo correcto. No lo sé. La cuestión es que desde pequeño los cuadros producen algo en mí que no puedo describir con palabras. Me puedo quedar horas mirándolos, observando cada trazo, cada linea, cada milímetro de pintura. Con esto tengo sensaciones encontradas que convergen en mi persona y que siempre se decanta en la frustración. Desde chico quise probar, y descubrí que no tengo ningún atisbo de talento pictórico, ni de dibujo, ni de nada que tenga que ver con las artes visuales. En resumen, soy un inútil, quizás el mas inútil. Con la lectura pasa algo similar, pero a diferencia de la pintura, descubrí que tengo cierta facilidad de palabras y puedo escribir textos medianamente coherentes , y es algo que me llena de placer y felicidad. Con la pintura en cambio, chocan 2 océanos, por un lado el placer de ver una pintura y admirarla, y por el otro, la inmensa frustración de no poseer la capacidad de realizarlo. Siempre voy a llevar conmigo este destalento, palabra que acabo de inventar y que representa fielmente mi relación con el arte visual.

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