sábado, 9 de octubre de 2021

SER EN EL TIEMPO

 Estación de tren. Pasarela.

El pasto seco del invierno; antiguo tanque de agua oxidado, todavía digno.

Las vías asoman temerosas en la tierra, lo cual delata la falta de trenes que las recorran. Un hombre común y corriente está sentado frente a una amplia ventana del segundo piso de la estación, contemplando el paso de la luz del sol invernal a través del vidrio.

Una calle transitada divide a 2 mundos diferentes, funcionales a épocas distintas, separados por las mismas, fusionados por el tiempo que ha corrido, y corre para ambos.

Mirando hacia el este, se puede apreciar el mundo que se corresponde con la época. Casas bajas se divisan, habitadas y en cuyo interior se suceden mundos internos, propios de las dinámicas privadas.

 Los progresos de la humanidad son normalizaciones cotidianas de las personas que habitan en su tiempo. Aquellos que habitan en el tiempo de trenes y estaciones, en cambio, ya no son.

 Una de las personas actuales, de las que son, trabaja en la estación que resiste el paso de la modernidad que todo los consume como el fuego a las leñas de una estufa. Su labor no tiene nada relacionado con el lugar físico que ocupa.

 Tiempo y estructura. Construcción que se utiliza para periodizar la vida.

Pasado, presente y futuro.

El presente es el punto de encuentro de pasado y futuro, y como tal, no tiene espacio para ser.

 El pasado es memoria y recuerdo. El futuro es deseo, especulación y proyección; por lo tanto, el presente no ha de tener lugar. El único presente posible se materializa entre el segundo que pasó y el que vendrá.

 El tiempo abstracto, pasado y futuro, puede ser pensado. La estación de tren, extemporánea, funciona como fusión de pasado y futuro, materializada en una simple estación de trenes que no es, pero es.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

DESIERTO DE FRACASOS

 El fracaso sigue intacto. Al igual que el célebre retrato de Dorian Gray, no presenta arrugas, ni grietas, fisuras o retrocesos. Está allí, anclado en cada interioridad humana, colonizando todos los espacios del alma.

Son muy pocas las personas en el mundo que sienten que su vida está en plenitud. La angustia existencial provoca una sensación de vacío que se llena con el sentimiento de fracaso constante.

El sistema de creencias y valores que la humanidad ha construido y al cual se ha auto – sometido provoca una tensión permanente entre la monotonía propia de la vida y la sensación de felicidad alcanzable que nunca llega a concretarse.

 El sentimiento de fracaso se extiende por los recovecos interiores sin detener su marcha, y lleva a cada individuo hacia un desierto existencial en el cual los pies se queman al calor de la nada.

Las tormentas de arena se suceden con mayor frecuencia que los descansos en oasis de aguas cristalinas y sombras de palmeras que representan la efímera felicidad del caminante en su transitar terrenal.

El tiempo es cruel con el ser humano. Lo condiciona, lo encierra, lo hace caer en la lógica de la inmediatez, haciéndole creer que lo importante debe hacerse rápido. Nada importante sucede rápido. La crueldad temporal no termina allí. La vida terrenal es muy corta para la magnitud del tiempo. La existencia humana podría representarse en extensión como un renglón de la Biblia. Muy poco para poder alcanzar la felicidad que se vende como una mercancía alcanzable.

lunes, 12 de abril de 2021

EL TIEMPO Y EL ESPACIO EN LA MOCHILA

 

Es increíble el efecto que provocan ciertos lugares sobre el animo …

Este es un breve relato sobre como una simple visita puede generar un temblor existencial en la mundanidad diaria.

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 Todo hacía presagiar un buen día. Se levantó temprano y miró por la ventana. Había sol, pero no hacía calor. El desayuno se da entre mates, frutas e insípidas tostadas de arroz. Escribe palabras sueltas mientras el barrio se despierta.

 Nuestro hombre se apresta a ir al trabajo; curiosa situación la de trabajar en una pandemia. Convivir con el stress y la sensación de utopía galeanezca, calificativo que se acaba de inventar.

 El perro espera ansioso la comida de la mañana. Nuestro hombre se la da, la moto arranca y enfila hacia otra jornada laboral.

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 Llega un mensaje. En tiempo de inmediatez y el semblante cambia. Ya no hay risas, sonrisas, charlas ni tranquilidad.

 Solo hay pensamientos extraños que se traducen en un peso que se siente en la espalda.

 Nuestro hombre termina su trabajo pandémico pero el tiempo y el espacio para él se han detenido en un punto, más bien, en un mensaje.

 Debe regresar, aunque sea por un tiempo (suspendido) muy limitado a un lugar al que no quiere.

 Hay lugares que se transformar en un Rubicón de aguas infinitas y de orillas invisibles, que suspenden tiempo y espacio, y duelen.

 Hay mochilas que se cargan en la espalda, hay lugares que mueven el interior y producen algo que debe ser vomitado en estas líneas …  

 Todo por un simple mensaje.

domingo, 4 de abril de 2021

PAREDÓN DE RESURRECCIÓN

 

Un hombre está parado frente a un paredón bajo el sol de domingo a media mañana.  Detrás de la estructura hay tumbar. Fuera del paredón (detrás de nuestro observador), hay una placita donde un grupo de chicos está jugando al básquet y más allá, un perro está oliendo el pasto que recién se ha secado.

 ‘’ Curiosa paradoja’’ piensa.

‘’Un domingo de pascua, de resurrección. Estoy parado cerca del límite entre la vida y la representación terrenal de la muerte. Todos los chicos que están disfrutando del día soleado mientras juegan básquet van a terminar detrás del paredón.

 Una vez allí, ninguno lo cruzará nuevamente, al igual que quienes ya están allí.

 ‘’ Domingo de resurrección, pero solo Jesús de Nazaret resucitó ¿vale la pena darle nombre a un día por un solo resucitado en la historia?’’

 Nuestro hombre sigue observando el límite que marca el paredón que separa la plaza de las tumbas; límite que, por el momento, no está dispuesto a cruzar, pero esa situación escapa a sí. Él está deseando jugar al básquet con aquellos chicos.

 ‘’Jesús fue un hipóstata ¿Qué habrá pensado y sentido desde su crucifixión hasta su resurrección? ¿Con quién habló? ¿A quién vió y qué hizo en esos 3 días de misterio?’’

 He aquí la importancia de la resurrección. Jesús ha transitado los 2 mundos, ha pisado los 2 terrenos e hizo un doble viaje. Nació, fue muerto en la cruz, resucitó y regresó a aquel mundo. El Cristo tiene un pie acá y un pie allá.

 ‘’Si’’ concluye nuestro hombre mientras emprende el regreso a su casa.

sábado, 3 de abril de 2021

EL PUENTE DEL LAGO

 


‘’ ¡Pan casero! ¡Donas!’’ grita el vendedor mientras transita la ciclovía circundante.

 ¿Habrá vendido algo? Si está allí una tarde de sábado de gloria es porque tiene demanda para lo que ofrece, pan casero y donas. Así funciona el mundo.

 Patos negros se mueven por el agua buscando su comida.

 Las personas en la orilla pasan la tarde entre mates y charlas ¿De qué estarán hablando?

 Por un extraño fenómeno acústico, las voces no se oyen, por lo que pareciera que hablan en silencio mientras mueven la boca y hacen muecas con sus caras. Lo que si se oye es un fuerte silbido llamador tras el cual un perro pasa corriendo. Parece que es cachorro.

  Niños y adultos están erguidos en la orilla del lago, cada uno con su caña de pescar en su mano esperando con paciencia infinita que las boyas se hundan en el agua por la que antes circulaban los patos negros, cosa que no sucede, y si lo hace es demasiado esporádico como para animarse a decir que hay pique. Los patos se adelantaron y parece que tuvieron éxito.

 Una persona cruzada de piernas observa estas escenas que se suceden ante sus ojos y escucha el sonido silencioso del atardecer. Está allí. Podría no estarlos sin ser testigo de todo lo visto y oído que de todas maneras ocurriría.

 El único testigo imperturbable es aquel puente que se divisa a lo lejos sobre una bifurcación del lago.

martes, 23 de marzo de 2021

ENTES

El mate empieza a correr y la espalda no da tregua en el dolor. Otro día está comenzando. 
 Otro día en el cual soy un engranaje en una maquinaria que me trasciende, me invade y me transforma como toda trascendencia.
  Miro por la ventana. No llueve. 
  El perro que acompaña mis días espía por el vidrio y siento el amor en su mirada. Las personas pasan ante mis ojos mientras el agua caliente corre por mi garganta y pienso que todos y todas somos piezas de esa maquinaria infernal que nos transforma en entes de rendimiento, actuando como cosas vacías, casi autómatas, salpicados con destellos de distracciones que asociamos a la felicidad. 
 Todo está pensado para ser entes reemplazables en casos de no rendir lo que la máquina pretende que rindamos.  
 Somos intercambiables y, sobre todo, invisibles. Y la máquina lo sabe. Nuestro rol se ha transformado en sustancia. 
 El imperativo categórico ha dejado de ser moral y abstracto para dar paso al imperativo de la praxis, una praxis mundana, aburrida, basada en la productividad.
  Poco a poco nos vacían de contenido, de preguntas, de asombro y de imaginación, pero, sobre todo, nos convierten en entes sin compromiso con las cuestiones que son hacen humanos. 
  El único compromiso que conocemos es el económico.

lunes, 22 de marzo de 2021

EXISTENCIA

Suena una guitarra. Las voces desafinadas anuncian la felicidad efímera que entregan las compañías y el alcohol. ¿Cúal será el motivo de la velada barrial? Lo que si está claro es que por un momento se olvida la penuria intrínseca que acompaña el existir. La mañana. El rocío cubre el pasto que comienza a sentir el advenimiento del otoño. El sol que apenas se asoma en el urbano horizonte y sus rayos, tímidos, se diseminan por las calles, las plazas y los pasajes angostos. Dentro, el agua caliente del termo llena un mate que invita a la reflexión. Deseado momento entre la vorágine rutinaria, sirve como un bálsamo al mar embravecido que inunda el alma y hace temblar las estructuras presentadas como inamovibles. Se podría trazar un paralelismo con el Abraham de Kierkegaard, ese hombre de carne y hueso elegido por Dios y sometido a su voluntad, que acepta silencioso los designios del altísimo. Lleva sobre sus hombros el peso de Dios y camina en su silencio. Afuera, un hombre pasa caminando, llevando el mismo peso. Quien escribe estas líneas también, solo que tanto en esos hombros como en estos, no hay Dios, hay existencia.